Todo dispositivo se va desgastando con el paso del tiempo, y en el caso de una caldera también es así. Sin embargo, a diferencia de otros tipos de equipos, si mantenemos una limpieza regular y se realizan las revisiones periódicas, podemos garantizar una larga durabilidad del mismo junto con un mayor rendimiento.
Estos son solo algunos motivos por los cuales es tan importante hacer una correcta limpieza pero, ¿cómo podemos limpiar bien una caldera?
Realizar una buena limpieza de calderas de gas
Una caldera debería ser revisada y limpiada exhaustivamente, como mínimo, una vez al año, eso sin contar limpiezas más superficiales de manera más constante y controlando siempre que todo esté en perfecto orden.
Una caldera de gas suele estar formada por diferentes componentes, los cuales deben ser limpiados de manera especial para poder mantener su conservación y hacer que sean útiles durante muchos años, y más en los casos de calderas de gran potencia, usadas en bloques de vivienda o espacios más grandes, en donde habrá que prestar atención a el mantenimiento y limpieza de este espacio donde están ubicadas. Partiendo de esta base, para una correcta limpieza de la caldera, cada elemento debe ser separado para poderse limpiar como es debido.
Si bien una limpieza en profundidad debería ser realizada por un profesional, nosotros siempre podemos dedicarnos a una limpieza tanto de la carcasa exterior como de elementos más concretos.
La carcasa exterior
En el caso de la carcasa exterior solo debemos usar un trapo húmedo para repasar la superficie entera, delantera y trasera, retirando así cualquier tipo de suciedad existente.
Es importante tener cuidado con el cableado eléctrico porque, si entramos en contacto con él con un paño húmedo, podría ser peligroso.
Importante también no utilizar ningún producto de limpieza, pues puede estropear la carcasa de manera permanente, cosa que sería motivo para cambiarla totalmente, deseando que no se haya filtrado nada al mecanismo interno de la caldera.
El ventilador
Esta parte de la caldera se encarga de recoger el aire del exterior para poder iniciar su combustión interna, lo cual provoca que, al cabo de los días, se produzca una acumulación de polvo que rivaliza con la de un PC en mal estado.
Siempre se recomienda utilizar un cepillo a la hora de limpiar, pues este es capaz de llegar a los rincones más difíciles y escondidos del ventilador, haciendo que sea más fácil después mejorar el rendimiento de la caldera, cosa que ayuda a que la calefacción sea de mayor calidad y la temperatura quede perfectamente regulada.
El quemador
Es la parte más importante del proceso de combustión de toda caldera de gas. Esta es la pieza donde debemos prestar la mayor atención y dedicación, ya que, sin ella, nunca podremos alimentar bien el gas para que llegue a los demás mecanismos de la caldera, potenciando su rendimiento base.
Para realizar una buena limpieza debemos partir de dejar las toberas en perfecto estado con trapos húmedos y un cepillo, haciendo que el lugar donde se produce la mezcla del gas y oxígeno esté perfectamente cuidada y esterilizada para que se pueda generar una llama y rendimiento ideales.
Los electrodos
Seguro que siempre que encendéis vuestra caldera de gas escucháis ese sonido característico de los electrodos intentando provocar el encendido de la llama. Y, debido a esto, la limpieza de esta parte de la caldera puede determinar si esta se va a encender o va a dejar de funcionar hasta el momento que la dejemos en buen estado.
Los electrodos son los encargados de controlar el encendido y apagado de nuestra caldera. En esta pieza habrá que realizar un mantenimiento avanzado para garantizar que sigan ayudando a que los inviernos no sean tan duros.
El conducto de humo
Finalmente, está el conducto de humo, parte también importante de la caldera, pues su suciedad puede llegar a obstruir y dificultar toda salida de humos al exterior, pudiendo provocar un mal funcionamiento de la calefacción y llegar a sobrecargarla dentro del hogar.
Esta sobrecarga puede acabar para siempre con nuestra caldera o, peor, provocar una nube de gases nocivos que puede afectar a nuestra salud de manera peligrosa.
Si bien estas serían todas las partes de una limpieza de calderas de gas, hay que recordar que para realizar dicho mantenimiento debemos seguir una serie de pautas de seguridad para no hacernos daño durante dicho proceso, por ejemplo:
- Usar una escalera estable en el caso de necesitar llegar a ciertas alturas, siendo recomendable utilizarla estando acompañado.
- Estar bien informados sobre el modelo de la caldera a limpiar y cómo esta puede ser afectada por diferentes tipos de productos u otros quehaceres que queramos aplicar.
- Apagar siempre la caldera antes de iniciar su limpieza, y cortar tanto el suministro de gas como de luz para evitar posibles accidentes domésticos.
Esos serían todos los pasos y consejos para realizar una buena limpieza de las calderas de gas, que además de evitar posibles averías futuras, maximizará su rendimiento y eficiencia, y ayudará a reducir el consumo energético.